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domingo, 26 de octubre de 2014

Recordando una entrevista a Fulgencio Martínez para El brazal de las Letras, de Enrique Gambín

Fulgencio Martínez- Poeta 

ENTREVISTA DE ENRIQUE GAMBÍN A FULGENCIO MARTÍNEZ PARA EL BLOG EL BRAZAL DE LAS LETRAS




ENTREVISTA 

-Enrique Gambín López: ¿Cómo se define? 

 Fulgencio Martínez: Un lado sereno, el otro tempestuoso; soy como esas personas normales que sufren la carga del mal gobierno.


- E.G.L.: Un libro…


F.M.: El rayo que no cesa, de Miguel Hernández, porque después de él viene Viento del pueblo: es decir, porque ya ha dicho el poeta en aquel libro lo más grande que se puede decir sobre el amor y la muerte, y, a partir de ahí, la poesía va a comprometerse con la vida.

-E.G.L.: Una película…

F.M.: "Paseo por el amor y la muerte", de John Huston.

-E.G.L.: Un actor…

Un actor: Al Pacino. Una actriz: Esperanza Aguirre (aunque la llaman solo para funciones políticas, tiene otros recursos más allá del esperpento en que está encasillada).

-E.G.L.: Un valor…

F.M.: La generosidad, en cualquier ser humano; la generosidad unida a la inteligencia, en algunas pocas personas.

- E.G.L.:¿Qué referentes tiene en el mundo de la literatura y el saber?

F.M.: Mis referencias literarias son el maestro Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Schopenhauer, Nietzsche, y, más cercanos a nuestra época, Gadamer, Derrida, y otros pensadores que siguen los senderos ocultos en el bosque de Heidegger.

- E.G.L.: Usted ha estudiado filosofía y ejerce como profesor de esa disciplina y además es poeta… ¿Desde una buena obra literaria se puede transmitir los mismos valores e ideas que desde un tratado filosófico?

F.M.: Tú lo has dicho, Enrique: "Desde una buena obra literaria". Piensa en el poeta alemán Hölderlin: "Ante las mismas puertas del Orco canté a la alegría/ y a las Sombras enseñé la embriaguez". Hölderlin dice que los poetas "somos" gente del pueblo, que hablan para todos y para cada uno de los hombres. Hay más filosofía (y valores) en un verso de Hölderlin o de Guillermo Carnero que en la mayoría de los tratados filosóficos académicos, que se limitan a parasitar el lenguaje de la filosofía viva.

-E.G.L.: Hay quienes piensan que la poesía se encuentra en el ámbito de lo puramente estético, pero también tiene importantes dimensiones antropológicas e incluso éticas… ¿Cuál es su opinión al respecto?

F.M.: La poesía tiene hoy una ventaja: no está en el mercado. Por tanto, cualquiera que escriba un verso de verdad está, por ello mismo, cuestionando el sistema. La poesía hoy, insisto, no es, afortunadamente, ni siquiera "cultura". No le afecta, por ejemplo, lo de la subida del IVA de la "cultura", ni ninguna de esas cantinelas, porque no se vende... Quiere esto decir que la poesía transgrede cualquier ámbito, y más aún: la separación de ámbitos. que no se sabe ya en nombre de qué cultura se establecen.

- E.G.L.: ¿Según su opinión qué debe primar en una poesía las ideas y valores inmutables o la experiencia?

F.M.: Ni una cosa ni otra: la poesía debería ser un cuerpo, con boca, manos, cabeza, pies, y todo lo que se le supone a un cuerpo: inteligencia, ritmo, sexo y nariz: nariz sobre todo, para aspirar el aire de su tiempo y oler el futuro, lo que no esté en ningún pro-grama. La poesía es la libertad de la escritura, y lo que, por definición, disuelve cualquier trazo, gramma, prefabricado. Nunca podría encontrarse en un best-seller, por ejemplo (volviendo al inicio de mi respuesta).

-E.G.L.: ¿Se podría decir que los poetas tienen una función para con la sociedad algo parecida a la de los filósofos?

F.M.: Aunque exista aún el prestigio de los grandes poetas, y de vez en cuando a uno de ellos, a punto de morir, lo lleven a Alcalá para darle el Cervantes, o lo maltraten llevándolo a la fría Suecia para otorgarle el Nobel; esta sociedad tecnocrática, economicista, no necesita a los poetas. Ni mucho menos los necesitan los profesionales del ramo político, quienes -como los antiguos sofistas, de los que te acordarás por tus estudios de Filosofía- manipulan a su antojo el lenguaje de la tribu. Ellos y los "creativos" de la publicidad: que viven de lo mismo si no son del mismo oficio. ¿Cómo va a interesarles que exista el poeta, el que cuida el lenguaje, la "casa del ser", como dijo Heidegger?

- E.G.L.: ¿Qué le debería motivar más a un poeta la realidad de lo vivido o lo que querría vivir?

F.M.: La apertura al otro, a lo otro, es lo que más estimo en un poeta. "Los vanos mundos interiores" en los que muchos todavía se alborotan, me dan cierta náusea; más aún, cuando el escritor escribe con una solemnidad pacata sobre "su experiencia", y en un estilo reconcentrado y superficialmente oscuro.

- E.G.L.: ¿Lo que más influye en los poetas son sus adversidades y a lo que son contrarios o sus alegrías y éxitos?

F.M.: Toda vivencia puede llegar al poema transmutada. La poesía tiene un poco de alquimia irracional: no se sabe cómo de una adversidad surge un poema de esperanza. No hay poesía triste o alegre, sino poesía buena o mala. Buena, donde hay algo de oro -de verdad, de autenticidad y de tensión por encontrar un sentido a lo que no lo tiene.

-E.G.L.: ¿Cuáles son sus motivaciones para escribir?

F.M.: Mis motivaciones conscientes poco importan (Decir mi insatisfacción con este estado de cosas injusto). Me siento a escribir cuando estoy atrapado por el deseo; respondo a una cierta forma de deseo visceral. Desear es algo así como reconocerse incompleto y tender a buscar fuera lo que nos complete. Todo organismo vivo es, básicamente, deseo por ser no autosuficiente. El deseo de escribir no es más espiritual que el deseo de obtener comida.

-E.G.L.: ¿Es posible innovar en el mundo poético o “está todo inventado”?

F.M.: Quien se plantea en serio esa pregunta, está muerto ya como poeta.

Hay que escribir a lo que salga, pero, eso sí, con extrema autocrítica y extrema modestia.

REVISTA ÁGORA DIGITAL OCTUBRE 2014 /extracto entrevistas de Enrique Gambín

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