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sábado, 10 de noviembre de 2012

Mira Alfredo

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DIARIO POLÍTICO Y LITERARIO DE FULGENCIO MARTÍNEZ, DONDE SE HABLA DE LO DIVINO Y DE LO HUMANO / 22

MIRA, ALFREDO





El que se llama igual que mi amigo Alfredo Pérez Rubalcaba ha declarado, tras las pasadas elecciones en Galicia y Euskadi, que está dispuesto a irse en el momento en que una mayoría en la dirección de su Partido le diga: "mira, Alfredo...esto no tira, tienes que irte".

Han brotado con las lluvias de otoño las primeras amanitas en el campo; pero ninguna tan venenosa como la "amanita partidaria". Es el tiempo de las voces críticas. Sus bocas apenas han abierto, cuando echamos ya de menos su silencio calculado durante meses. Se han agrupado en un frente, en una descomunal y variopinta alianza, el joven delfín Gómez, de Pinto pinto; el barón de los Eres de Andalucía y ese viejo señor, de pelo blanco y apariencia tímida, el que ponía aeropuertos en los secarrales de Ciudad Real, más peligroso que Robin Hood de los Bosques para las arcas manchegas. Es terrible la oposición dentro del PSOE a mi amigo Rubalcaba. Dan ganas de ayudarle, en lo que uno pueda, contra tales nigromantes, elfos, cacos, gigantes y malandrines: todo ese guardarropas político vintage. Aquél fue tan Diógenes que dijo que dormía mientras robaban en su casa; ése dejó en cueros a la Comunidad de Castilla-la Mancha; el delfín va a todos los aros que le pongan. Más antiguos ya que los balcones de madera. Más comprometidos con la génesis de la crisis y con los viejos usos burócráticos del Partido, sin embargo, proclaman - ¡a buenas horas!- un recambio de Alfredo, y se postulan como los salvadores del Partido Socialista.

Mira, Alfredo, quién te dice "mira", porque hay a tu alrededor mucho Bruto suelto. No hablo de Pedro Saura. Cuídate de los idus de Marzo que te tienen preparado. Mira bien a los ojos del que te diga, como dolido, "Alfredo, esto no tira", porque a lo mejor ese te está poniendo encima el pie para que no arranque... lo que deba de arrancar, que no sabemos qué demonios es: si el Partido o España, la chimenea del chalet de José Luis o el cigarrillo de hierba que fumamos ayer.

A lo mejor, también, querido, has de empezar ya a abrir los ojos; no esperes, como el otro, a que pase tu cadáver político delante de tu puerta. Ya tuviste una experiencia paranormal semejante cuando estuviste en el anterior Gobierno, en el de José Luis (¡perdona, señor, por nombrarlo!). Te fuiste del barco en naufragio poco antes de que se hundiera, y eras tú quien se presumía que daba las órdenes al capitán del barco. Un fenómeno de bilocación, se llama eso. Ahora, reconoces que hubo errores; ¡ vaya! No, no, no: eso es lo que quieren los críticos que digas; te están haciendo ya vudú: cuídate de la mirada de la Medusa Carme, gran Alfredo; cuídate, amigo, de los idus de Marzo.

Empieza por ver dónde está el fin del error, ya pasó el tiempo de mirar al principio equivocado. Aunque tarde y mal -pues tú estabas allí, en ese Gobierno errado y como un pollo sin cabeza en su último año, o te apartaste de él un poco solo, y de cara a la galería- has confesado tu culpa ; pero, a fin de cuentas, eso son ya historias. ¡A quién le importa...!, que diría Alaska. Mira, Alfredo, hacia el fin del error: desamortiza el Partido, esa finca inútil, ese aparato de hacer inútiles dirigentes teledirigidos, sin personalidad; da entrada a los protagonistas y líderes sociales de este tiempo para el que no sirve ya nada de lo que estaba escrito.

Vete una noche, disfrazado de socialista, por las calles, habla con el pueblo, con los jóvenes, con los que no son mozos y mozas de partido, con los que piden cambio de verdad, y sobre todo, piden la verdad. Desamortiza el partido, Alfredo; sé nuestro Mendizábal. Cuídate de los idus de Marzo.



                                                  FULGENCIO MARTÍNEZ

                                                 Profesor de Filosofía y escritor