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jueves, 9 de mayo de 2024

IRRESPONSABILIDAD PERSISTENTE. Para reflexionar el día 9, Día de Europa. Por Fulgencio Martínez. Artículo escrito para Las Nueve Musas

      Ágora celebra la Europa de las ciudades pequeñas y los pueblos en paz

 

 

IRRESPONSABILIDAD PERSISTENTE

Para reflexionar el día 9, Día de Europa

 

En España, donde vivo, el Gobierno ocultó las cifras reales de muertos por Covid y se desentendió de las residencias de ancianos, quienes no podían ni siquiera recibir la visita y la compañía de sus familiares. No los llevaron, a los enfermos, a hospitales.

 

Esas palabras son mías y forman parte de una entrevista que publicó el periódico digital El Post Antillano. Lo podéis leer en:

https://elpostantillano.net/index.php?option=com_content&view=article&id=30701:fulgencio-martinez-lopez-nuestro-entrevistado&catid=293&Itemid=1002

 

El 14 de marzo de 2020 decretó el Gobierno de Pedro Sánchez el estado de alarma. Previamente, una semana antes, se había celebrado en Madrid y en otras capitales el Día de la Mujer con concentraciones masivas, en cuya cabecera algunos miembros del Gobierno, avisados, se protegían con guantes anticovid.  Se produciría en los días siguientes la avalancha de contagios que el mismo domingo 8, sobre las 11.30 de la mañana, antes de las manifestaciones, en la 2 de Televisión Española, temía el doctor Fernando Simón, portavoz del Gobierno y, en concreto, del Ministerio de Sanidad dirigido por el entonces ministro Salvador Illa.

Escribí un artículo, que se publicó en La Opinión de Murcia, denunciando ese silencio de muchos, un silencio táctico que podría ser delictivo: “Avalancha de irresponsabilidad política”. Está disponible en:

https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2020/03/10/avalancha-irresponsabilidad-politica-34578645.html

 

Primó la ideología y esa especie de frivolidad sin gracia que se ha puesto de moda en la vida política de este país, donde los políticos compiten por demostrar ingenio y frivolidad, dos cosas casi imposibles de juntar si uno carece de pegamento en la mollera.

El vicepresidente del Gabinete de Sánchez, Pablo Iglesias Turrión, se abstuvo de su responsabilidad sobre las Residencias de Ancianos. El Gobierno del país dimitiría pronto en pleno de sus responsabilidades y le pasaría la pelota caliente de cuidar la salud de todos los ciudadanos a las Comunidad Autónomas.

Sin embargo, se reservó el derecho de incautar a la fuerza material sanitario (lo sé por experiencia propia, ya que el director de la residencia de mayores en la que se encontraba mi padre me lo comunicó: que el señor Illa le había incautado el material que habían adquirido las asociaciones de forma privada). El señor Illa, también lo sé por comunicación de un librero de mi ciudad, dirigía a comprar mascarillas y guantes anticovid a unos paisanos suyos y tal vez socios. Todo era un disparate tan grande, mientras los ciudadanos, alarmados, comprábamos algunos guantes, algunas mascarillas a cuentagotas, las que aún quedaban en las farmacias… y a precio de un filete de carne.

Ningún fiscal ni juez ha entrado a enterarse y a contarnos si hubo algunas personas, miembros o no del Gobierno del Estado, y claro, también de otros Gobiernos locales o autonómicos, que lo hicieron mal. Hoy sabemos que no lo hicieron bien, pero casi sospechamos que no lo hicieron bien adrede, más aún, que muchos prevaricaron, se dedicaron a cobrar comisiones en el negocio de las mascarillas y de otro material anticovid de primera necesidad, como batas, respiradores, guantes, máscaras de protección facial de plástico, etc.

Es indignante moralmente que políticos y algunos empresarios privados se enriquecieran con la especulación sobre ese material en una situación tan trágica en la que morían muchas personas diariamente. Además, en la más cruel soledad, sin que ni siquiera pudiesen tener cerca a sus familiares, confinados como decía el logos según san Judas del Gobierno de Pedro Sánchez, que nos quería confundir con neopalabras como esa. Estábamos encerradísimos, y lo estuvimos más tiempo que en ningún otro país de nuestro entorno por la dañina frivolidad de la política en los primeros meses de dispararse el Covid en Europa, ya desde finales de enero de 2024.

Puede que no hayamos todavía tenido un debate público, serio, sobre el asunto del Covid, y que haya muchos implicados que tendrían que afrontar sus responsabilidades, no solo judicialesque casi es lo de menos, sino morales y políticas. No es sano que el mal hecho quede sin reprobación moral ni política. Este país no tiene que mirar para otro lado siempre, en las grandes crisis. Sí, sé que la máquina política no puede parar, que son los mismos que hoy siguen en la pista, Illa, Pedro Sánchez, Ábalos, este muerto pero viviente, y lo más inverosímil, para algunos debían y deben seguir en la pista; otros pensamos: ¡a ver si un día llamamos a otros actores!

La irresponsabilidad persistente de los gobernantes (y no solo de ellos, ¡ojo!, también del país que gasta un buen dinero en educación, y cuyos ciudadanos en su mayoría pasan de todo) es un tema que debía ser tratado el 9 de Mayo, Día de Europa, en las charlas escolares y debates que se organizan para esa ocasión y que promueven el Parlamento europeo y los Ayuntamientos de España.

Necesitamos, las generaciones nuevas y las ya curtidas, como la mía, no sentir que los debates públicos se diluyen en la letra pequeña de las disputas de los partidos políticos. Veo a una generación ávida de saber: que empiecen pues a preguntar, y en temas que les afectan próximos, como fue la gestión del covid en España.

A solo cuatro años y dos meses del comienzo oficial de la pandemia que se extendió por España y que se llevó la vida de mi padre, igual que segó la de tantas personas, parece que hubiera pasado un siglo de olvido; y es que hasta ahora ni el Gobierno de entonces ni el país como colectivo ha analizado si se pudo hacer algo más, o mejor, por ellas y por ellos.

A pesar de tanto empeño por no recordar, no os olvidamos, queridos.

 

Fulgencio Martínez

 Artículo escrito para Las Nueve Musas. 9 de mayo 2024

miércoles, 8 de mayo de 2024

LIENZO, PINTURA, PIEDRA. 4 poemas de Teresa Vicente. Selección de la propia autora (Incluye el inédito "La visión del Greco de la Resurrección de Cristo"). Avance de Ágora N. 26 Nueva Col. Diario de la creación /Panorama de la poesía actual.

 

                                              Teresa Vicente

 

 

 

LIENZO, PINTURA, PIEDRA.

4 poemas de Teresa Vicente

 

 

 

LA VISIÓN DEL GRECO DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

(EL PRADO)

 

Lamento de hombres:

ante la muerte expresan dolor.

¡Ciegos, que no ven la resurrección!

Brazos abiertos en rendición,

brazos clamando en alto.

Se tapan los ojos,

doblados, inclinando el rostro.

 

Tejidos de colores nacarados

sobre los torsos,

barnices sutiles

que permiten ver la carne

en su transparencia.

 

Todos los presentes —en dispar postura—

no entienden qué hace un cuerpo,

entre estandartes de gloria,

levitando desnudo en medio de ellos.

 

Una mandorla, la entrada a la cavidad

de un sexo materno, acoge a ese hijo

muerto y resucitado —de color lechoso—

bajo un potente foco de luz.

 

Jesús, sereno y en paz,

alcanza la gloria eterna.

¡Dichoso él, que supo,

desde la vida,

donde estaría

tras la muerte!

 

(Inédito)

 

 

 

LA MÁS HERMOSA APSARA

(Camboya)

           

Hay que darse prisa —dice el guía—,

pronto no se podrá apreciar,

las raíces del árbol la ocultarán, la despedazarán

y su hermosura sólo será una leyenda,

para siempre”.

 

Corrimos entre trocos y lianas, en penumbra

—toda la luz la atesoraban las copas de los árboles—,

para llegar al templo, erguido e imponente,

que, aunque roído por el tiempo, lo desafiaba.

 

Llegamos, y vimos que

extremos de grandes tentáculos,

blancos y redondos, brazos de la selva,

la sujetaban por la cintura y por el cuello.

Bailaban con la ninfa,

con una música inquieta,

hecha del crecimiento de raíces,

de troncos y de hojas,

de la levedad de los pétalos al caer,

de aullidos de monos,

de pájaros cantores,

del sonido de animales arrastrándose,

del agua al caer.

 

Tenía la mirada rasgada,

de mujer caprichosa o meretriz dominante.

Desde sus pupilas de mercurio quieto,

nos observaba de lado, retadora,

como siempre.

Dentro de su ojo te aguardaba la muerte;

lo hacía por orden de su amo,

el semidiós Indra,

para seducir a los hombres y aniquilarlos.

Su cuerpo era turgente

y lo mostraba desnudo desde la cintura.

Alzaba un brazo,

moviendo, en su quietud eterna, una mano con gracia.

Sus pies, desnudos, eran la atracción de los fetichistas.

 

La apsara

—incomunicada del mundo,

guardada en su templo,

rodeada de una

inmensa bóveda verde

sujeta por columnas marrones—

no sabe que el hombre no necesita a nadie para

destruirse.

Él solo se basta para lograrlo.

 

(De Orión pasa de largo, ed. Balduque, Colección Sudeste, Cartagena, 2020)

 

 

 


 

EL JUICIO DE PARIS

(Ernst Ludwig Kirchner, 1912,1913)

 

¿Quién valora la belleza?

¿Quién puede comprarla?

El juez es displicente ante

la elección perfecta:

un hombre lacio, inconmovible,

con un cigarro en la comisura.

Tres Gracias, con la monocromía de la lividez,

tienen la madurez de la experiencia.

La sentada, reflexiva, melancólica,

podría encarnar la intelectualidad;

toda hacia dentro, atrae como una cueva

que se desea explorar.

La desnuda, de pie, de voluptuosas caderas;

es una niña, melancólica ante su destino,

a la que todo hubiera que enseñarle.

La vestida, de sugerentes hombros,

provocadora y desafiante; encarna

a un ser que ha de temerse.

Son la rueda de las promesas gozosas:

distantes, duras, maquilladas,

modernas y frías. Esperando

ser elegidas para poder vivir.

 

(De Estigma, ed. Renacimiento, Sevilla, 2016)

 

 

 

LIEBRE MUERTA (Chardin)

 

Un puñado de muerte

en un saco de despojo.

Un hocico opaco,

unos ojos sin vista,

una piel sin brillo.

La energía, la velocidad,

domeñada en músculos parados:

una obra de ingeniería, truncada

por la escopeta.

Al lado un morral,

la cantimplora con pólvora:

un alarde de virilidad,

de sustento,

o de crueldad.

 

(De Dispárame Vida, ed. Renacimiento, Sevilla, 2013)

 

 

 

 


 

Teresa Vicente es Licenciada en Historia General y del Arte. Obra en poesía: Enraizó en el agua, ed. Azarbe, 2010; Dispárame vida, 2013, Estigma 2016, en ed. Renacimiento; Orión pasa de largo, 2020, y La silla blanca 2022, de ed. Balduque. En narrativa, con la editorial La Fea Burguesía, publica Amores Malsanos en 2017 y La Casa de las Palomas en 2020. Ha publicado cuentos en el periódico La Verdad, ha participado en libros colectivos, en lecturas y,homenajes, y presentado libros, además es jurado del Premio Enrique Ríus Zunón, Premio CJT y del Ramón Gaya, Ayto. de Murcia.